Suena el despertador y son las 5 de la mañana. No es un domingo cualquiera. No debo levantarme a entrenar. Debo levantar para competir en la que puede ser mi última maratón.
Desayuno en la habitación puesto que el comedor del hotel no lo abren hasta las 6 (mira que no saber que los runners somos raros y nos levantamos 4 horas antes). Desayuno lo que desayuno siempre ya que me lo he traído de casa (y lo que no lo he comprado): cererales, yogur y miel. Ya está. Sencillo. Práctico. Lo que no quiero es tener problemas.
Las sensaciones son buenas, pero no las mejores ya que aun tengo sueño. A las 6 bajo a tomar un café (bueno 3) para asegurarme la visita al baño. Es una cosa necesaria en un día así y mas teniendo en cuenta que no voy a usar el Fortasec.
Como un reloj voy al baño. Ducha de agua fría pre competitiva (lo llevo haciendo desde que era cadete) y al autobús.
En Sevilla está amaneciendo y el sol empieza a dejarse ver. Una ligera brisa sacude las palmeras y pienso que la previsión se va a cumplir: sol y algo de viento.
Llegamos con el tiempo justo a la salida y, tras una nueva visita al baño, me voy a calentar con Pablo (púpilo de mi pupilo Rafa Iglesias) y con un compañero suyo. Vamos de charla, riendo y contando anécdotas como si estuviéramos en la popular del pueblo en vez de a 40’ de disputar un maratón.
Acabamos el calentamiento, unos ejercicios de movilidad y a cambiarse. Ropa de competir, las zapatillas fetiches en los pies (las Adios 2) y me dirijo a hacer un progresivo. Nada mas arrancar se dibuja una sonrisa en mi boca: piernas ligeras, pies reactivos…hoy SI!!!!
Me dirijo al cajón y localizo a dos pupilos mios (Carles y Alex) y me dirijo a ellos. Les doy un abrazo, les deseo toda la suerte del mundo y me voy a mi sitio a vivir quizás el momento de mas tensión. Ese momento previo al disparo donde todo el mundo se hace la misma pregunta: podré con Filipides?
Cierro los ojos durante 2 segundos y me digo a mi mismo:
“Por favor, que no sea la última”
Suena el disparo de salida y tengo clara mi estrategia: salir en el grupo de cabeza a 1h04 . Lo hago por dos motivos:
- Hay que poner nervioso a Jesús España
- Creo que puedo pasar a ese ritmo sin asumir un riesgo muy muy elevado.
Nos acercamos al km 1 y miro el reloj del coche: 2’58” y aun quedan 100m para llegar. Miro mi SUUNTO y veo 2’39…que pasa? Lo veo claro: alguien ha puesto el reloj del coche en funcionamiento antes de tiempo. Pero los atletas africanos no se dan cuenta y al ver que van “lentos” se disponen a recuperar el tiempo perdido.
Paso en 2’57” el primer km y le digo a Miguel Mostaza que frene a los africanos que van muy rápidos. Por mucho que lo intenta éstos ya se han desbocado (habría que haber puesto una liebre española los primeros 10k para frenarlos) y empiezan a volar por el asfalto sevillano.
Mi paso por el 2º km en 5’57 me dice que cambie de plan, que esto es una salvajada con lo que decido buscar mi ritmo a la espera de que los africanos no se distancien mucho. Poco a poco ellos se van escapando y nosotros conformamos un grupo de 4-5 unidades que empieza a transitar a 3’02-3’03 para pasar el km 5 en 15’02.
Empiezan a sucederse ataques en el grupo, ataques sin sentido que lo único que hacen son minar las fuerzas de aquellos que los hacen ya que el viento da de cara. En mi caso, decido ir a ritmo, pasando de los cambios.
El ritmo es comodo 3’06 y eso hace que vaya bien. Relajado. Esa relajación hace que vaya pendiente de unas ligeras molestias en el isquio izquierdo. Él mismo que me ha dado guerra los últimos 14 días y que gracias a Isa Arbones habíamos salvado está haciendo acto de presencia.
Hasta el km 20 todo va mas o menos igual. Cambios de ritmo en mi grupo y yo corriendo a ritmo. El isquio molestando algo y la planta del pie derecho también. El estomago se queja ligeramente por los avituallamientos.
Lo del estomago me empieza a agobiar ya que históricamente he tenido molestias gástricas en casi todos los maratones por mucho que cambie el avituallamiento. Por ejemplo, esta vez era de ENERVIT.
Por eso motivo, decido no coger el avituallamiento del km 20 y, junto a la inexorable llegada al grupo de Jesus, hace que empiece a tener dudas. Unas dudas que se ven acrecentadas cuando llega Jesus al grupo ya que llega con una fuerza descomunal, dando sensación de facilidad, comodidad, de tenerlo todo, todo bajo control. Me está devolviendo la jugada de los nervios.
Nos adelanta y, aunque no me encuentro pletórico debo ir tras el hasta morir ya que hay mucho en juego. Mis dudas aumentan con el paso de los kms.
Pensad que había decidido cambiar totalmente la estrategia de entrenamiento. Los entrenos habían sido 100% diferentes a los que estaba acostumbrado y no sabia como iba a responder. Había trabajado muy bien pero, sería suficiente?
En ese momento se me iba a evaluar como atleta y como entrenador. Llevaba un invierno espectacular con grandes actuaciones desde el mes de noviembre:
- Victoria en Behobia
- 2o en Jean Bouin
- 28’37 en 10k en Cursa Nassos
- 1h03’30 en Mitja de Terrassa
- …
Pero de nada sirve tener grandes resultados durante la preparación si cuando llega el objetivo principal, la maratón, el resultado no es el esperado. De nada habrá servido. Como entrenador habré fallado puesto que no habré conseguido lo que debía conseguir.
Mi nivel de concentración sigue subiendo a medida que pasan los kms y llegando al km 30 tomo la decisión de que deberé hacer un ataque. Uno solo. Un ataque largo pero definitivo. Sin vuelta atrás. Decido que éste será en el km 35, en el punto clave de este maraton.
Tras un par de aceleraciones de Hassan, llegamos al Parque de Ma Luisa y tras el avituallamiento del km 35, sin pensarlo, de manera automática empiezo a acelerar. Tenso el ritmo y me pongo a correr a 3’05/km en una zona sinuosa, complicada para ser tan avanzada la maratón.
No miro atrás para ver como va Jesús. No quiero que piense que dudo. Debo provocar que tenga una crisis, que tenga sensaciones malas y que decida no ir a por mi. Y así, con fuerza, con determinación sigo avanzando por las calles sevillanos a ritmo de 3’05/km. Voy abriendo hueco con Jesus y voy cazando atletas africanos que se han estampado de lleno contra el muro del maratón.
Voy seguro de mi mismo pero con muchas ganas de que llegue el km 40. Ese km del 39 al 40 se me hace eterno, largo, duro. Desde la moto Jose Rios me anima y le resoplo. Llego al Puente del Alamillo y me relajo. Ya se que llego!!!
Sigo cazando atletas africanos y mi autoestima sigue subiendo. Voy rápido. A lo lejos visualizo a un keniata que va acompañado de una bicicleta y pienso: OSTIA EL 3o!!!!!!! Lo cazo fácilmente ya que va muerto y justo antes de entrar al estadio visualizo a Cris y a Isa con las que choco la mano.
La entrada en el estadio es memorable e inolvidable saludando al público y devolviéndoles el cariño que me han ido dando durante 42km. Gracias!!!!!!!!
Encaro la recta de meta y no puedo reprimir. Una sonrisa se dibuja en mi cara ya que conseguía mi 3er titulo de Campeón de España de Maraton y un nuevo billete a los JJOO, a MIS 4os JUEGOS OLÍMPICOS.
Cruzo la meta y mi instinto me dice que vaya a ver como va Jesús. Lo veo exprimirse al máximo, miro el crono y veo que si sigue así baja de las 2h12. Le chillo, le animo (se que no me oye) y al final lo cosigue.
Nos fundimos en un abrazo y nos felicitamos. Hemos sido dignos rivales y hemos conseguido sacar lo mejor de nosotros mismos. Ahora ya volvemos a ser compañeros.
Veo salir corriendo al hijo de Jesus y veo como lo abraza. De repente mis ojos se llenan de lágrimas. Lágrimas por no poder disfrutar de mi familia en un momento así pero por primera vez se han quedado en casa. Carla tiene apenas 3 semanas y hemos pensado que no era lo mejor para ella un viaje. Las llamo y no puedo reprimirme. Rompo a llorar. Son mi pilar. Son mi sostén. Son mi vida. Sin ellas, la vida ya no tiene sentido.
Hoy me he demostrado muchas cosas. Me he demostrado que a pesar de la edad sigo siendo competitivo, que el cambio de entrenamiento ha sido válido, que si uno cree firmemente en algo lo puede conseguir…
Ya en el hotel, en la ducha grito de alegria. El agua corre por la cara y cierro los ojos:
“Aun te queda una mas…”
Fotos de Felix Sanchez y de la Real Federacion Española de Atletismo